He aquí los mejores pasajes de la segunda redacción.

 


Por si tienes curiosidad, mis críticas a tu sistema son más bien ligeras discrepancias (desde la humildad de mi condición de alumno promedio), sobre todo en lo referente al seguimiento de los deberes. Aquí siento una contradicción en mi pensamiento, pues por un lado entiendo que es necesario que estés encima de los alumnos respecto a los deberes para que pueda existir el debate en el aula sobre las conclusiones de cada uno, pero por otro lado me parece, en cierto modo, algo paternalista, y que ese tipo de control es más propio de un instituto que de una universidad. Me parece que en la universidad la gente que está dispuesta a aprender está dispuesta a trabajar, y los que no, son ellos mismos los que han buscado su propio fracaso.
Entiendo que «desentenderse» de los alumnos no es una idea bonita, pero considero que cada persona (adulta) debe lidiar con sus propias responsabilidades, y eso es parte de las consecuencias morales del aprendizaje. Esas personas no pueden esperar encontrar a un Paco que los enderece intelectualmente en cada etapa de sus vidas. Aunque por otro lado, si tú dices que después de pasar por tus manos la gente se vuelve consciente de esa responsabilidad supongo que merece la pena intentarlo…  Abstrusas cuestiones, sin duda.

Sobre si me considero un buen aprendiente… diría que estoy en proceso de ello. Considero que mi mayor enemigo es una falta de motivación, no tanto con los estudios en sí (pues suelo ser responsable en ese aspecto) sino más bien respecto al aprendizaje y al intentar ir un poco más allá. A veces siento que podría dar más de mí pero por alguna razón no tengo la determinación. Pero como digo, estamos trabajando en ello.

Creo que entiendo las consecuencias emocionales y morales del aprendizaje. La capacidad de aprender es un regalo de la naturaleza, pero la oportunidad de aprender es consecuencia de la sociedad civilizada. Gracias a nuestros antepasados disfrutamos de universidades, ensayos, tomos de historia, etc. No aprovechar el conocimiento es un insulto a nuestros antepasados y a nuestra sociedad, y hoy en día es aún más imperdonable no buscar el saber por medio de internet. Todos podemos acceder a la red pero ¿cuántos se benefician intelectualmente de sus contenidos? Y no solo para sacar las respuestas de un examen, sino para entender conceptos, leer sobre las ideas de grandes pensadores, conocer los hechos históricos que están por repetirse o debatir con expertos en tiempo prácticamente real. Y por supuesto, para poder nutrirse de la gran teta de internet es necesario el pensamiento crítico, para poder discernir entre la verdad y la no verdad.
El pensamiento crítico y la búsqueda del conocimiento de forma proactiva son más necesarios que nunca, pues me sorprende la cantidad de informativos vergonzosos (y políticos populistas) de este país (y del mundo occidental, ya que nos ponemos) que no hacen más que contar visiones sesgadas de la realidad. Si se quiere ser medianamente libre hoy en día no queda más remedio que mantenerse escéptico y buscar respuestas uno mismo, pues herramientas no nos faltan.

 

 


Una cosa sí tengo clara: independientemente de la nota que obtenga puedo decir que he interiorizado gran parte de los conocimientos aprendidos. Aún así, para mí esto no es un consuelo definitivo, pues la realidad es que hay que aprobar la asignatura y aunque por mucho que aprendas no consigues superarla, tenemos otro problema igual o más importante que el hecho de aprobar y no aprender. Las matrículas no las regalan.

En conclusión, ahora mi mente está concentrada en afrontar los exámenes venideros, tanto de esta como de otras asignaturas, e intentar dar el máximo de mí para obtener los resultados que creo que me merezco. No me vengo abajo tan fácilmente.

 

 


 

En las clases pasadas de estadística, estoy intentando mejorar en retener las partes importantes de los debates en clase, ya que estamos acostumbrados desde pequeños a solo copiar de la pizarra y no prestar atención a ciertas explicaciones que tienen la misma importancia o más incluso que el “código interno” que solemos copiar, por lo que considero que las clases me están siendo bastante útiles, sobre todo aquellas en las que dedicamos cierta parte de la clase en intentar plantear y resolver un problema, ejercicio o demostración, para luego comparar con la solución propuesta (ya sea la que aparecerá en los apuntes resueltos o la de otr@ compañer@).