El partido del domingo 13 del CPL Madrid contra el equipo de Alcorcón fue épico. Épico por el empeño verdadero que tuvimos que poner, por la cantidad de buen hockey que se vio, por la heroicidad de nuestros jugadores y, sí, épico en el sentido de que fue maravilloso. No cabe ninguna duda de que no éramos los favoritos, ni mucho menos. Todavía resuenan las palabras de nuestro: "Alcorcón es el equipo que mejor se coloca en la pista; para mí es el mejor de la liga". Íbamos con una cierta sensación de que nos vapulearían. En el partido de ida, en que estuvimos francamente desconcentrados, nos ganaron con suma facilidad.

Y aquí empieza el relato de la epopeya. Saltamos al campo y ya fuese su actitud en verdad o sencillamente nuestro miedo nos parecieron extraordinariamente seguros de sí mismos, sobre todo, sus dos estrellas, Christian y Antonio -el primero enjuto, de mirada perspicaz; el segundo, fornido como un toro, resabiado y resuelto. Nadie dijo nada, pero todos habíamos percibido esa seguridad (o creído percibir). Bego -en ausencia de Álex- nos entrena. Nos transmite esa tranquilidad que ella misma respira.

Cae la pastilla ante la atenta mirada de Santiago. Enseguida Christian y Antonio distribuyen el juego con eficacia. Los dos sacan la pastilla desde las esquinas y un delantero revolotea haciendo ochos en el centro para coger el pase. Hacemos presión con mucho cuidado de no que nos superen con regates. Pero las pastillas acaban por pasar a nuestro campo. Nuestros defensas los van parando. Sin embargo, hilan una jugada rápida y marcan un gol, un gol tempranero, doloroso... No sé qué pasó esta vez, no sé qué fue diferente a otros partidos, pero nadie, nadie, se desconcentró esta vez. Asumimos el gol como un lance más y seguimos con nuestros esquemas, que estaban funcionando, incluso a pesar del gol. Poco a poco fuimos armando nuestro ataque. Había dos líneas: la línea 1, con Arturo pequeño, Llor, Jorge, Paquito y Paco; y la línea 2, con Cacique, Edu, Arturo mayor, Carlitos e Isra. En ambas líneas la defensa se fue cementando y los delanteros, sobre todo en la línea 1, hacían mucha presión para que Christian y Antonio no sacasen la pastilla con comodidad. Según pasaban los minutos nuestros delanteros iban tirando más y más frecuentemente a puerta. Llega el descanso con un 1-0. Todo por decidir.

Restalla de nuevo la pastilla sobre el suelo y empieza la segunda parte. Seguimos concentrados. En una jugada por la banda izquierda Edu, que va en velocidad, aprovecha un rebote y marca el 1-1. Alegría nuestra. ¿Fueron nuestros embotados sentidos o atisbábamos algún destello de incredulidad en los jugadores contrarios? Probablemente, lo primero.

Más tarde un choque desafortunado de un jugador del Alcorcón con Arturo mayor acaba en una superioridad nuestra. Saltan Llor, Arturo pequeño, Paquito y Paco, este último con las instrucciones claras de hacer pantalla al portero. Arturo pequeño sube la pastilla y aunque se dan los pases con seguridad, no se abre el hueco oportuno para tirar. Paco sigue de pantalla; al principio, le cubren de cerca, pero luego lo dejan suelto. Llor recibe la pastilla, duda un poco y Paco le grita "¡Tira ya!". Carga a la velocidad del rayo y tira un barrido raso seco, certero a la pala de Paco, quien lo desvía con precisión al fondo de la portería. ¡Es el gol del 2-1! Alegría, vítores, euforia en nuestras filas.

Continúa el partido. Hay que decir que todos estuvieron acertados. Por ejemplo, Jorge recuperaba la posición todo lo rápido que le permitían sus piernas. En una ocasión Antonio lo regateó y Jorge, ni corto ni perezoso, lo siguió como un perro de caza. Antonio coge una buena posición de tiro desde la izquierda, carga la pala muy alto y cuando descarga solo se oye un ruido seco, sordo. Jorge le ha bloqueado la pala en el último momento. Antonio se da la vuelta, incrédulo, y chasca la lengua con verdadero fastidio. Es el tipo de detalles que vimos en el partido. Destacamos aquí la labor seria y rigurosa que hicieron Arturo pequeño en defensa y Paquito en la presión.

Los de Alcorcón arrecian en sus ataques, especialmente Christian y Antonio. Jaime está muy atento y hace un gran trabajo. Coge un montón de pastillas a media altura y rechaza pastillas hacia los lados. Sin embargo, un despiste en defensa hace que Antonio, desde uno de los palos y a pase cruzado de Christian, meta el 2-2. ¿Y sabéis qué? No nos vinimos abajo. Seguimos trabajando como si la victoria fuera posible. Dejadme decir que en este momento quedaban dos minutos de partido. Nuevo saque de centro. Isra recupera una pastilla en el centro y enfila la portería. Christian le cierra el paso y lo echa hacia la valla. A pesar de todo, y por un resquicio, casi sin equilibrio, Isra se saca un golazo por la escuadra que deja estupefacto al portero. De nuevo estallamos en alegría. ¡Qué buen sabor de boca!

Ahora el ataque de Alcorcón es inmisericorde. Tiros desde todos los lados, rebotes peligrosos. Jaime no da abasto. Se produce un tiro raso que fuerza a Jaime a hacer una mariposa. La pastilla rebota en las guardas y se va al lado contrario de donde está Jaime. Una jugadora, creo que era Olga, la recoge y prepara un tiro claro de gol -el hueco es obvio y sencillo, Jaime está totalmente desequilibrado. Arturo mayor lo ve y se tira al suelo. Lo vemos volar en cámara lenta a la vez que la pastilla sale de la punta de la pala. Arturo recibe la pastilla en el pecho y esta se va hacia la esquina. Se levanta fieramente y va a lucharla allí, sin importarle el moratón que se lleva de recuerdo. Esa fue nuestra actitud.

Veinte segundos antes de acabar un jugador de Alcorcón pasa por detrás de la portería y la mueve. Después tira y Jaime cae sobre la pastilla. El árbitro pita y se detiene el juego. La pastilla está sobre la línea pintado de rojo. Los jugadores de Alcorcón, especialmente Antonio y Christian, protestan furiosamente e insisten en que la hemos sacado. El árbitro decreta que no ha sido gol. Las protestas se transforman en acusaciones de que se les ha robado el partido. Sin ánimo de polémica pero tampoco de que nos minusvaloren, el reglamento dice lo siguiente (los errores ortográficos y gramaticales son del redactor del reglamento, no del redactor de esta crónica):

REGLA Nº 51: GOL Y ASISTENCIAS a) Se considerará gol cuando el Puck, empujado por el Stick de un jugador, traspase los postes de la portería desde el frente y por debajo del travesaño y cruce completamente la línea de gol de la portería pintada entre los postes antes del comienzo del toque de bocina de final de período o de partido. Si el Puck no ha atravesado la línea de gol antes del comienzo del toque de bocina de final de período o de partido, el gol no será válido. El final del partido o de período lo marca el comienzo del toque de bocina.



Una interpretación honesta de esta regla conduce inevitablemente a la conclusión de que no fue gol. Y si lo hubiese sido cualquiera de nuestro equipo lo habría reconocido. No somos tramposos ni queremos ganar a toda costa. No hacemos tal cosa como sacar la pastilla. Otros equipos me consta que sí.

Llega el final del partido: euforia. Abrazos, reconocimientos, bromas, satisfacción profunda, risas de felicidad.

P.D.: ¿Se puede entrenar sin gritar? Sí, se puede. Bego lo demostró con creces. Gracias, muchas gracias.


Go to top