4-noviembre-08. El algoritmo Z - Telegráfico.

Llego decepcionado No leen página web No se enteraron práctica 1 ¿? La harán deprisa Falta madurez Pena

Clase patrones martes Algoritmo lineal Les digo "seré franco, clase hoy difícil" Definiciones previas Zi cajas Z números r y l Resoplan un poco Algoritmo Z Explicación larga Resoplan más Explicación delicada Sudan Muchos detalles Sutiles Más resoplidos Viene bien Mueve aire de la clase Silencios densos Miradas atormentadas Marina Ocaño mirada maldición

Cuchicheos mientras explico caso 2b Trato no desconcentrarme Afanoso Rol y Crisma Ritintan son Doy media vuelta Veo cosquillas mutuas ¿? Incomprensible Prueba de corrección algoritmo Análisis complejidad Resolución tiempo lineal problema RP

Final clase Pregunto problema similitud Silencio primero Ideas vagas después No acostumbrados a ser creativos Creativo=auto-estima ¿Cómo es su auto-estima? Crisma Ritintán da idea buena No acaban de arrancar


 

11-noviembre-08. Inseguro.
 
Me siento inseguro, no sé, dicen, pero solo dicen, que es una emoción natural, que todos la hemos experimentado. Pero no sé si estoy suficientemente capacitado para contar los autómatas finitos para cadenas. ¿Que por qué? Es difícil transmitir esas ideas, con esos lemas, esas recursiones, esas funciones sufijo… Y no sé cuán motivados están ellos. Me tiemblan las piernas. ¿Están todos en clase? Falta Lord Lasciva. ¿Por qué? ¿Es que no soy un buen profesor?

Me fastidia esta inseguridad. Es ella un crítico implacable que ha juzgado mi pasado, y antes de que ocurra, mi futuro también. ¿Lo estaré haciendo bien en clase? Con esta inseguridad no tengo modo de calibrarlo. Lord Engañoso Cruz está saliente de una gripe. ¿Se la habré pegado yo? ¡Oh, espero que no!-me escrupulizo- Me sudan las manos. Granuja Malo parece que atiende, tiene expresión de que me sigue. ¿O quizás está sumido en sus pensamientos? -conjeturo. No lo sé… Me corroe la duda. ¡Qué incertidumbre! Más sudor, ahora en las axilas. ¿Huelo?

Tengo que aprender a confiar en mí mismo. Bien, aquí van tres lemas que prueban la corrección del autómata finito para patrones. ¡Glub!, esto no les va a gustar. ¿O sí? ¿Apreciarán la importancia de estas ideas? ¿Y su belleza?... No sé qué pensar. Avalar Vivales Odji no quita los ojos de sus apuntes. Él sí me entiende, me pregunto, es decir, es una pregunta real, no retórica, que me hago yo, claro. Me mira flemático. ¡Uf!

Titubeante y esperando que las acepten bien, hago unas preguntas -¿por qué no?- sobre la función sufijo. ¿Acotaciones para la función sufijo? ¿Recursión de la misma? Marina Ocaño da respuestas razonables. ¿Significa que se entera? Espero que sí, deseo que sí, ansío que sí, ¡necesito sea así!…¡Qué zozobra!


18-noviembre-08. Inquietante.

Hoy tengo clase de Reconocimiento de Patrones. Veré la función de estado final de autómatas finitos para búsqueda de patrones. Entro con mi acostumbrada decisión. Extraño: todos visten cazadoras de cuero de color negro. Algo va mal: rostros serios, ceños fruncidos. Tensión, mucha tensión.
-Buenos días.
-Buenos días, estamos muy contentos de verte -responden a coro.
Advierto un inquietante tono en sus voces. Pronuncian las sílabas rítmicamente con inflexiones extremas y duras. Percibo tirantez.
Empiezo mi explicación. No toman notas, no hacen preguntas. Me miran con desprecio. Me pregunto qué pasa, pero no me doy ninguna respuesta satisfactoria. Continúo mi explicación. Alguien emite un gruñido bronco. Me doy la vuelta, pero no logro reconocer a su autor. Todos, sin excepción, me miran con odio, odio que no comprendo.
-Os recuerdo que el día 2 de diciembre tenéis que entregar la práctica dos.
Afanoso Rol se levanta de su asiento y se dirige lentamente hacia mí. Va mirando al suelo, negando con la cabeza y chasqueando la lengua. Me pone la mano en el hombro y acerca su cara a la mía. Percibo un intenso olor a odio. Nunca he olido ese olor, pero ahora lo reconozco con toda claridad.
-¿Qué haces? -le pregunto secamente.
-Así que el día 2 de diciembre… -se vuelve muy despacio a su sitio.
-Sí, así es -estoy perplejo, sudo-. ¿Hay algún problema?
Afanoso Rol se gira y veloz como una pantera descarga un tremendo puñetazo sobre mi cara. Me empotra contra la pizarra blanca de Veleda. La mejilla me arde.
-Éste es el problema -ruge Afanoso.
Intento levantarme. Trastrabillo. Alguien me coge por la espalda y me estampa contra la pizarra. Es Granuja Malo, quien me da la vuelta y me propina un formidable puñetazo en la nariz. Quedo de cara a la pizarra de nuevo. La sangre mana a borbotones y se mezcla con las fórmulas que escribí en la última clase. Es un hermosa metáfora. Me limpio la sangre con el dorso de la mano. Me flaquean las piernas.
-No sabéis lo que hacéis -gimo.
Noto una bota sobre mi espalda. Al principio solo se apoya, pero tantea cada vez con más fuerza. Giro un poco la cabeza y veo a Marina Ocaño, con sus ojos avellanados, sonriéndome. Me asesta un contundente plantillazo. Choco contra la pizarra y quedo medio de pie de cara a todos ellos. Veo la clase de enfrente a través de las enormes cristaleras que hacen de pared. Fernando Arroyo da clase allí, pero parece indiferente a lo que está ocurriendo.
-Así que mis dudas te parecen disparatadas, ilógicas, absurdas y frustrantes.
Habla ahora Avalar Vivales con un rencor insospechado.
-Nunca dije eso -protesto.
-¡Pero lo pensabas! -brama.
Tensa los músculos de la cara, como si una fuerza infinita tirar de ellos. Su expresión me asusta. De pronto me zancadillea de una patada certera. Una voz preñada de sarcasmo resuena.
-Esfuerzo, creatividad, rigor intelectual, constancia… ¡Vete a la mierda! -me grita Marina Ocaño.
-¿Qué queréis entonces? ¿Dónde conseguir todo eso sino aquí? -apenas puedo hablar de dolor.
-¡Danos el puto título ya, hostia! Estamos hartos de esta Escuela tan llena de mediocridad y corrupción.
-¿Esfuerzo? ¿Para qué? -se mofa ahora Lord Lasciva-. Si vosotros no os esforzáis, ¿por qué nosotros sí? ¿Solo porque tenéis la sartén por el mango?
Oigo un mugido. Lord Engañoso se prepara para embestirme como un toro desde el fondo de la clase. Me caen algunas lágrimas. Me embiste. Vomito sangre. Me ovillo para aliviar el dolor.
Unos tacones de aguja resuenan estridentes en el suelo. Crisma Ritintán se acerca hasta el ovillo que soy contoneando las caderas. Sus finísimos tacones se clavan en mis muslos como puñales. Siento un dolor agudo, eterno, lacerante. Crisma Ritintán se ríe, se ríe y el eco de su risa rebota en cada pared de la clase.
Lord Lasciva se acerca, me mira y me patea mientras habla.
-¿Creatividad? Tú eres un gilimierdas. Pero ¿qué te has creído? ¿Es que la van apreciar las jodidas empresas que te contratan por mil euros?
Un gran escupitajo me estalla en la cara. Zanca Mogil Onze me mira desdeñosa, satisfecha de su obra.
-¿Regularidad? Aquí solo nos enseñáis a escaquearnos. Dais asco, panda de mediocres. Dadnos ya nuestro título -Zanca se limpia un hilillo de saliva.
-No, no es cierto, no todo es así en esta Escuela -sangro, lloro, siento profundas punzadas de dolor.
-¡Qué caro he vendido mi tiempo aquí! -bufa Afanoso.
-Si crees que la enseñanza es cara, ¿cuál es el precio de la ignorancia? -expectoro la sangre que me ahoga.
Arrecia una lluvia de patadas, escupitajos y puñetazos. Todos aúllan: "¡El título! ¡El título!". Me ensordecen. Veo borroso a causa de las lágrimas. Siento que voy a desfallecer. De pronto, se retiran y aparece una figura desdibujada. Me resulta familiar, pero el dolor me impide recordar. Es una mujer, lleva una camiseta en pico y el nacimiento de sus senos me es reconocible. Me zarandea, me zarandea aún más fuerte.
-¡Despierta! Soy yo. Son las 7. Estás gritando. ¿Qué te pasa? -mi esposa me mira preocupada.
Me despierto temblando y, sí, llorando también. No sé por qué, pero no puedo dejar de llorar.
Desayuno en silencio, pensativo. Trato de sonreír a mi esposa. Cojo el coche y llego a la Escuela. Hoy tengo clase de Reconocimiento de Patrones. Entro en clase.
-Buenos días.
-Buenos días, estamos muy contentos de verte -responden a coro pronunciando las sílabas rítmicamente.
Sudo a mares.


18-noviembre-08. Algoritmo de Karp-Morris-Pratt - Tic-tac. Tic-tac.

Quiero ensanchar el tiempo. Tic, tac, tic, tac… No puede mi mente domeñarlo en ese espacio de tiempo, no puede. Tic, tac, tic, tac… Me vence el sueño. ¡No, no y mil veces no!, podré con ello. Solo necesito un poco más de tiempo, tiempo para destilar la solución en el alambique de mi mente. Tic, tac, tic, tac… Pero el tiempo apremia, y no logro resolverlo. No son muchas piezas, pero sí de delicada colocación. Mi mente sigue sin abarcarlo. Tic, tac, tic, tac…¡Odio ese ruidito! ¡Calla maldito reloj! ¡Cuán inexorable es el tiempo! No pido invertir la flecha del tiempo, solo pararla unas horas. ¿Cómo se mediría el tiempo durante esa parada? Tic, tac, tic, tac… Mente, entiende. Mente, penetra. Demuéstrame que puedes. Tic, tac, tic, tac… No, veo que no llego. Debería haber empezado antes, haber comprado un poco de tiempo a mí mismo. Solo un poquito habría bastado. Tic, tac, tic, tac… Empleé mal el tiempo (tic, tac, tic, tac), ¿qué derecho tengo a quejarme de su brevedad? (tic, tac, tic, tac). A veces parece que tengo (tic, tac, tic, tac) la solución, pero surgen dificultades inesperadas (tic, tac, tic, tac). Esto es más serio (tic, tac, tic, tac) de lo que parece (tic, tac, tic, tac). Ya queda (tic, tac, tic, tac) poco (tic, tac, tic, tac) tiempo (tic, tac, tic, tac)… Lo hago (tic, tac, tic, tac) deprisa (tic, tac, tic, tac) y (tic, tac, tic, tac) corriendo… Tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic,

tac…¡Clong! Martes 2 de diciembre, 23:59 horas. Entrega de la segunda práctica de reconocimiento de patrones.

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